Durante los años 1998 y 1999 una columna del diario El Universal reflejó ante los ojos de los venezolanos los pensamientos de Carlos Dorado que plasmó con su pluma de joven empresario, preocupado por el rumbo no sólo de Venezuela, sino también del mundo. Cada domingo miles de lectores se identificaban algunas veces con la rabia, otras con el sarcasmo, otras con el humor, la resignación, el optimismo, la humildad, el testimonio de trabajo, el deseo de libertad y los sueños del autor, compartiendo en carne propia sus ideas. Es por ello que la Organización Italcambio editó el libro titulado “El cura de mi pueblo quiere arreglar la iglesia”.
Dicho libro contenía una selección de los mejores artículos de Carlos Dorado para que los asiduos y nuevos lectores, tuvieran la oportunidad de conservar el retrato de una época producto del quehacer de una sociedad embarcada en un universo de hechos que construía el “ser” y el “querer hacer” de la sociedad venezolana de esa época.
Carlos Dorado decidió donar casi todo lo recaudado por la venta de este libro, para cumplir el deseo y petición del cura de su pueblo, quien siempre le pedía dinero para poder restaurar la vieja Iglesia de ese pueblo natal gallego en el que nació Carlos Dorado.