Carlos Dorado sugiere una economía solo en dólares (o en una divisa fuerte), similar al modelo panameño, para luchar contra la inflación en Venezuela

La inflación anualizada de 2022 en Venezuela se cifró en 305,7%, según reporte del Observatorio Venezolano de Finanzas, puesto que no existen datos oficiales.

Según la recopilación del OVF, la tasa de inflación anualizada de 305,7% excedió tanto la tasa de devaluación del bolívar en el mercado oficial (275%) como la del mercado paralelo (293%).

Estas pronunciadas aceleraciones de la inflación que se vienen registrando desde septiembre de 2022, pudiesen colocar a la economía de Venezuela ante el peligro de un rebrote hiperinflacionario.

En tal escenario, Carlos Dorado, presidente de Italbank y vicepresidente de Italcambio, señala que siempre ha sido un partidario de tener una moneda fuerte, por el hecho que es muy difícil luchar con los procesos inflacionarios en países donde no hay una política monetaria muy rígida y una balanza de pagos positiva, y una elevada productividad.

“La consecuencia de lo anterior es que se somete al país al peor enemigo de la economía para sus habitantes, como es la inflación, la cual afecta en mayor proporción a las clases más necesitadas”, explica.

¿En qué puede esperanzarse el venezolano común?

Carlos Dorado: En estos momentos tenemos tres grandes divisas que dominan el mercado comercial internacional: dólar, euro y yuan. Pero estamos hablando de las tres economías más grandes del mundo. Tener la pretensión de que una economía pequeña, y por encima sin la eficiencia en esas variables que le dan estabilidad a sus economías, es para mí una ilusión, que solo se justifica por mantener la supuesta independencia o soberanía monetaria. Pero ¿a qué costo? ¿Quién lo paga?

Economía bimonetaria

La dolarización más que el resultado de una política económica es la consecuencia de una reacción racional de los agentes económicos frente a una economía inflacionaria con baja credibilidad en las instituciones fiscales y monetarias.

La tolerancia gubernamental de tal dolarización simplemente es el reconocimiento oficial de un proceso que ya se ha consolidado en los mercados de bienes, servicios, de factores, e incluso financieros, señala una publicación de la UCAB.

¿En ese sentido, es Venezuela una “economía bimonetaria” en vías de consolidación?

Carlos Dorado: Es un proceso histórico muy interesante, y estamos en la mitad del río. En el sentido de que una buena parte de la economía se mueve en dólares y la otra continua en bolívares, y esto puede ser el peor de ambos mundos, porque no solo tienes inflación en bolívares, sino también en dólares.

Por lo cual, y desde mi punto de vista hay que cruzar el rio para el otro lado, ya que el proceso que se inició puede ser muy difícil y con nefastas consecuencias si nos devolvemos.

Para lo cual, y siempre desde mi punto de vista, habría que copiar un poco el modelo de Panamá, en el sentido de que la totalidad de la economía se haga en dólares (o en una divisa fuerte) y se establezca para efectos contables y tener la alternativa en el futuro de abandonarlo, de que establezca la contabilidad en bolívares, con paridad uno a uno, al igual que el balboa.

¿Cuáles ventajas y desventajas podrían tener la dolarización de hecho para Venezuela?

Carlos Dorado: Cuando tu tienes una moneda que se devalúa, esto trae como consecuencia la inflación, sobre todo si eres un país importador por un lado.

La peor consecuencia de lo anterior, desde mi punto de vista es que te convierte la economía, en una economía de contado. Donde el crédito a mediano y largo plazo deja de existir ante la incertidumbre de como estará la tasa cambiaria a futuro.

Lo anterior tras como consecuencia que las personas no puede acceder a una vivienda, a un carro, porque no obtiene un crédito a largo plazo que se lo permita. Debe ahorrar, pero el problema es que la inflación le come sus ahorros y nunca llega a tener el dinero suficiente para comprarlo de contado.

El inversionista por otro lado no invierte en proyectos a mediano y largo plazo ante la incertidumbre, y solo en aquellos donde le generen un retorno rápido, los cuales suelen ser los más especulativos.

Con lo anterior se priva al país de mucha inversión nacional y extranjera que afronten grandes proyectos, grandes estimuladores del empleo y del bienestar de la sociedad. 

Este proceso, si te vas a cuando escribía en El Universal, puedes leer como hace ya muchos años, personalmente recomendaba que tarde o temprano había que llegar a esto.

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