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Carlos Dorado analiza las implicaciones de reducir la jornada laboral

Las transformaciones de los negocios y los entornos globales han tenido un impacto considerable en las dinámicas empresariales, cuyos liderazgos buscan cumplir con las metas organizacionales y mantener a un talento humano satisfecho; sin embargo, hay un espíritu que debe comprenderse y de eso, reflexionó el empresario Carlos Dorado, presidente de Italbank y vicepresidente de Italcambio.

CARLOS DORADO

OBSERVADOR LATINO/ENERO 21 -2022

En la actualidad, todo parece que los sistemas de gestión superaron la jornada laboral de cinco días, con todas sus implicaciones.

Hace poco, una empresa española decidió adoptar cuatro días para el cumplimiento de sus actividades y en Estados Unidos, una encuesta de Simple Testing, reflejó que nueve de cada diez personas aseguran que laboral cinco días continuos es anticuado.

Todo parece que aquellas extensas jornadas quedaron en el pasado y un nuevo contexto promovió una situación en la que los trabajadores desean tener más tiempo libre y de ocio, en equilibrio con sus horas laborales.

Todo depende de la realidad país

Reducir la jornada laboral implica ajustar diversos paradigmas entre el trabajo y la producción, de modo que empresa-empleado puedan tener las mismas satisfacciones.

En el mundo, recordó Carlos Dorado, hay una tendencia natural histórica a ir reduciendo las horas de trabajo y aumentando las de ocio, en función de una realidad que es diferente en los países más avanzados y en aquellos en vías de desarrollo, cuyos niveles salariales son muy particulares.

Carlos Dorado dijo que la medida es viable en algunas empresas en países desarrollados, donde el nivel de productividad es elevado, y las empresas son altamente eficiente y competitivas.

«En compañías de países en desarrollo, donde hay esa falta de calificación y esa productividad, las mismas debe ser compensada con más trabajo. Aun y cuando la tendencia mundial será la de reducirla a través del tiempo», señaló.

Líderes y empleados

Toda empresa cuando adopta nuevas políticas organizacionales está sometida a riesgos que debe medir antes de implementar cualquier medida.

Las consecuencias de contar con menos días de trabajo dependerá del tipo de organización, pues de su misión se sabrá si es factible o no la decisión.

De allí, que la sinergia entre líder-empleado es fundamental al momento de realizar ajustes que impactan en la filosofía de la empresa.

Carlos Dorado aseguró al ObservadorLatino que «no se trata de una cuestión de horas, sino de un problema de eficiencia y productividad».

Por eso, el jefe o líder «tiene que dar el ejemplo, es el motivador, el que forma y evalúa. Si es ineficiente, su departamento o empresa terminará siendo ineficiente».

Si a una empresa con incapacidad de cumplir una tarea de forma óptima se le reducen las horas, «terminará quebrada por su falta de competitividad en el mercado».

«Si esto lo haces por ley a nivel general, en economías de “per se” ineficientes, puedes terminar con un país completamente improductivo, ineficiente y con unos índices de bienestar a niveles de pobreza extrema. Generalizar en este campo no es bueno, y no podemos basarnos en Microsoft de Japón, para tomarlo como modelo para México o Brasil», puntualizó Carlos Dorado.

Menos horas, más empleados

Toda medida siempre arrastra sus pro y contra. En caso de no aumentar la eficiencia, es lógico que para mantener el nivel de producción habría que incrementar el número de empleados, por el hecho de reducir la jornada.

«Pero sería una decisión que terminará haciendo a la empresa poco competitiva, y a la larga quebrada», indicó Carlos Dorado. «Tú me puede decir: ¿pero si es a nivel país, todos estarán en las mismas condiciones? Es correcto. Pero entonces, tendríamos otro problema más macro, que sería: el país perdería competitividad a nivel global, lo que se traduce en menos exportaciones, más importaciones, inflación y pobreza«.

El también economista cree que desde el punto de vista del político de turno, puede verse tentado por adoptar una medida como esta de reducir la jornada de trabajo, porque genera mucha simpatía y votos. El problema serían los resultados.

«Yo siempre lo comparo con los estudiantes. A todo estudiante le gustan las vacaciones y los días libres. Pero hay estudiantes buenos que asumen su responsabilidad y hay estudiantes malos. Hay profesores que incentivan y enseñan y otros que desincentivan. Generalizar puede ser muy peligroso», insistió Carlos Dorado.

 –¿Menos días, menos producción? Incluso, habrá empresas que no están en capacidad de adoptar esta medida

-Este tipo de iniciativas tiene que venir de la empresa privada, no puede venir de un decreto del Gobierno ni generalizarla. Hay empresa que, por el nivel de preparación y eficiencia de sus empleados, puede concluir que dándole más tiempo libre puede aumentar su motivación y productividad, y puede ahorrar en costos fijos como electricidad, papelería, mantenimiento, etc., y decidir que disminuir el horario laboral resulta en un beneficio para el empleado y para la empresa. Pero no todas las empresas son iguales, ni todos los empleados ni los países son iguales.

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